domingo, 25 de noviembre de 2012

La Quimera que alimenta al mundo...

El volar por uno mismo, desafiando el espejo de la sociedad. Caminando por el sendero del matricidio de un blanco puro y desolado. Cantando el discurso de la libertad que permite que nuestras palabras se vacíen en el universo reforzando aquel instinto primitivo que nos permite continuar sin permitir que nada o nadie nos impida el paso.

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Escribiendo. Pensando. Escuchando. Esto no es real. Esto no es la verdad. Sólo los sueños. Los sueños reales que invaden la mente pueden mostrar la verdad. Y qué es entonces la verdad sino la pura sinceridad de esta realidad irreal. El desnudo de las pasiones opuestas. La quimera que revela unas alas sin plumas porque jamás podrá volar. Qué es entonces la infancia sino el honor de vivir en un sueño teatral. Qué es la pubertad sino el vislumbramiento de una falsedad pasional. Qué es la adolescencia sino el miedo a esta irrealidad. Qué es el adulto sino pura falsedad. Narcisista. Espejo. Máscara. Blanco pútrido. Nada y más. 

Que son estas palabras entonces sino a través de la música imparable del gusto insaciable ante esta necesidad. Qué es el padre y la madre sino nuestra verdad. Y qué es la verdad de ellos mismos sino una falsedad. Vida y muerte en uno mismo. Sociedad opuesta en una descomposición de letras abiertas.


Sólo es eso: la libertad. La libertad pura a enfrentar nuestros pensamientos. Pero que es la libertad sino un sueño utópico de la infancia irreal. Pero que es el sueño irreal infantil sino la verdad falsa que el adulto ha superado a crear. 
Absolución. Muerte. Y Vida. Nada sino un horizonte blanco de pura e infinita soledad.