viernes, 21 de julio de 2017

Dios

DIOS

Humedad. Densa y terrible humedad negra. Sólo el vacío entre el sabor a sal y la piel que se va inchando. Sólo unas pocas burbujas de oxígeno para terminar esta soledad llena de una inmensa mano que cubre todo mi cuerpo llamado mar.

Pequeños rayos de sol puedo vislumbrar, hasta que siento un roce entre mis piernas. Una singular delicadeza que rodea los dedos de mis pies. Me asusto, aunque no debería ya que busco un fin por este medio; sin importar cual sea la circunstancia que  ha de ser, pero que simplemente suceda.

Ardor. Un enorme ardor por mi pierna. Un ardor no provocado por una picadura ni por algún veneno,
sino por una larga humedad que toca mis piernas. Acercándose al fondo de mis ropas, que nadan con las olas del mar, decido abrir los ojos hacia el fondo del abismo para ver cuál sería mi destino; y sólo, por un momento, veo un enorme pulpo que se acerca para sumergirme en el fondo del océano. Una criatura gigantesca que con su mirada animal sólo me sostiene para llevarme más abajo.

Permito que suceda a pesar del calor que me provoca. De repente, me rodea uno de sus tentáculos
a mi cintura. Ajustándose como una serpiente, con su húmeda y viscosa fuerza tratando de romperme. Yo llorando como tal femenina, permitiendo que mis lágrimas se mezclen con las del mar;
entonces, tras el sufrimiento, otro tentáculo busca entre mis ropas: inspecciona lo que para aquello es desconocido. Atrevidamente introduce sus pequeñas ventosas en mi cuerpo dándome un llanto eterno
del que había olvidado. Sintiendo una manipulación en aquellos genitales que tanto aborrezco. Usando sus ventosas, siento como succionan los pliegues de mi sexo tratando de inspeccionar el orificio de mi feminidad. Al descubrirlo, tal fue su reacción como la de un human: asustado, indefenso, sin saber que hacer.

La criatura se sostiene a mis manos para aferrarse más a mi cintura. Entonces, introdujo su boca animal en mis labios inferiores, exhalando aire, oxígeno, para alimentarme, para satisfacer el llanto tan eterno que había olvidado y provocaba cierto respiro y vibración de burbujas con aroma a mar que provocaba todo mi organismo convirtiendo mis nervios en color rojo, sosteniendo mi respiración en una intensidad azul que expiraba toda decadencia y depravación.

De la nada una turbulencia marina. Mi cuerpo se estremece de miedo y al abrir los ojos nuevamente, veo millones de pulpos pequeños acercándose a mi cuerpo. Sólo observando al rededor, aprendiendo de su padre, mirando a su futura madre y entonces, se lanzaron como aves marina hacia mi cuerpo. Primero destruyendo mis vestidos, luego destrozando mi ropa inferior dejándome desnuda y cubriendo mis pechos, mordiéndolos como si desearan ser amamantados. Uno de ellos se arrojó a mi boca tratando de imitar a su padre otorgándome oxigeno para seguir respirando. Los moluscos me tenían aferra en aquella terrible oscuridad: unos succionando mis pezones, otros tratando de encontrar una entrada por mi ombligo y tres de ellos introduciendo sus manitas entre mis nalgas; y,  sin evitar  mi asquerosa naturaleza humana, las sensaciones me atraparon y provocaron una reacción biológica entre mis piernas.

El pulpo gigante extasiado y sorprendido, comenzó a morderme tratando de destrozar todo pétalo que me pertenecía. De mi sexo salía sangre y sólo podía ver color rojo por doquier. Los pequeños moluscos se cansaron mientras su padre seguía y simplemente se retiraron al no poder obtener nada. Algunos se quedaron para jugar alrededor de mi sangre mientras su padre seguía succionando. Yo trataba de gritar pero donde no hay oxígeno ni cielo, el sonido es sólo vacío una cámara nocturna donde nadie puede escucharte.

Entonces, a la lejanía,  pude ver una luz que se mezlcaba con los colores del actual océano. Pequeñas harpías del mar que llegaban hacia mi cuerpo atraídas por el aroma de mi sangre. Aquellas bolsas de agua que destellaban luminosidad rodeaban mi cuerpo y comenzaron a tocarlo dándome ardores, calores, sensaciones, vida y casi muerte.

Las medusas danzaban descontroladamente alrededor de mi sangre de realeza. Deseaban destruirme para poder ser libres. junto con los demás animales, ellas , entonces, empezaron a envenenar mi cuerpo a saturarlo de su color rojizo, a incharlo para darme la muerte final.

Entonces, de la nada, el gran pulpo se separó de mi cuerpo y comenzó a alimentarse de las medusas.
Estas se alejaban incontrolablemente al no percatarse del espécimen que había estado oculto bajo mío. Mis pulmones comenzaban a dejar de funcionar. El molusco se zarpaba animales por doquier
y mientras mi alma comenzaba a dejar mi cuerpo sentí nuevamente una succión en lo que quedaba de mi sexo. El pulpo se había aferrado nuevamente, pero sin usar su boca y entonces...una neblina negra desató detrás suyo.
La tinta se introducía dentro de mi y cubría todo mi cuerpo. Esta me empujaba fuertemente lejos del fondo del océano para llegar al a superficie. Así que, sin poder querer pensar en mas, solo me desmayé.

- ¿Calypso?... ¿Calypso?.. ¿Estás bien? ¡Despierta!

Desperté confundida en la arena, desnuda, con ronchas pero como si hubieran sido pequeños piquetes... había sido salvada nuevamente.

- Sí.. sí Jasón, estoy bien.. Gracias.. Sólo tuve.. otra visita con Zeus.

martes, 18 de julio de 2017

For what cannot be should not.

For what cannot be should not.