domingo, 16 de septiembre de 2012

El mar


¿Qué es el sondio del mar sino un eco sin recuerdo?
Sólo respirarte tan profundamente mientras sostengo esta pared rocosa  y fría que detiene tu pasar.
El aire fuerte... mueve todo a su paso, consigo el mar, los recuerdos, las ideas y pequeños pensamientos que no deberían existir en este momento
y todo se convierte tan placentero y tranquilo
como un segundo en el que todo se ha callado y sólo te ascucho, mi viejo amigo
sólo pronunciando tus palabras sin sentido, sin commprehensión, sólo ahí
sin parar
sin descanso
estando conmigo en este infinitio cielo de pureza pero fuerte y precipitozo a cada segundo.
conservando tu aliento a mar, observo a la lejanía.
No hay nada.
Sólo tú
tan profundo y eterno
y en aquella inmensidad sólo un sol
que se va cubriendo con tu manto
y descansa
tan pacíficamente.
Y yo
sólo quisiera hacer lo mismo
y me sigo sosteniendo de estas paredes frías y rocosas
que se incrustan entre mis dedos
que no desean seguir
que se aferran a este frío tan intenso por los recuerdos que tiendes a alejar de mi mente
pero mi respirar me pide unirme a ti
en esta eterna búsqueda de un descanso
de tratar de olvidar
mas no puedo
no puedo estar contigo
en tu lengua azul profunda...
no puedo porque.. son las ideas, son la mente lo que me lo impide
es la gente en mi cabeza que sigue hablando y no puedo caer en ti
pero mis pies
mis pies te tocan cada vez que los golpeas
con aquel pequeño dolor parecido al aleteo de un ángel
¿acaso son alas aquellas olas que esparces sobre estas raices que tratan de profundizarse en la pared de hielo?
y no puedo evitar llorar ante tanto deseo y tanta exaltacion por los ideales
los ideales tan humanos que somos
y me siento.
me siento, retiro mis pies de tu manto
y me acuesto sobre la tierra fría
y solo veo al cielo
tu hermano que lleva consigo las gaviotas
y recuerdo aquel deseo terrible de volar
de irme de este mundo y vaciar mi alma en el aire
o en el agua
solo respirar
profundamente
tomar rocas
aquellas frías rocas que me impedían tocarte
y guardarlas en mis vestidos
pesando, guardando y pesando
hundiendo todo ideal
todo pensamiento
toda moral
y levantándome, observando la última espranza de rayo solar
camino hacia ti
hundiendo mi cuerpo en tu también frío aroma
y estoy aqui
contigo
en estas lágrimas saladas
que se combaten contra las tuyas
trato de respirar
pero un golpe de tu marea me hace reaccionar
abrir la boca y respirar
respirando tu agua
indunando mi cupero de ti
haciendome tuya
sin espreanza, sin enojo
sin fastidio
sólo dejandome ser tuya
en este momento
tan deseado
cayendo
cayendo tan profundamente
en un basimo oscuro
que me llenará
de tanta luz
y sin saber si seré feliz o no... sólo sé
que tuya soy eternamente.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Corset


Otra noche tan oscura como las demás.. un tinte rojo entre las sábanas del cuarto que hay que ocultar.
Lavar, secar... rápido, a los clientes no les gusta ver y olerlo.. a mi tampoco aunque ya me he acostumbrado.
- Stephany más sábanas por favor. Hoy usaremos las de seda.
El espejo. Nuevamente tú mi querido amigo. Si pudieras hablar y dictar todo lo que has reflejado en esta recámara.
Jamás me gustaría escucharlo pronunciado por tus cristales...
Pero es hora de seguir.
Delineador negro.
Polvo.
Toda una nube extraña de aromas que se esparce en esta habitación. Siempre tratando de ocultar lo más maravilloso: a mi.
Por último.. un carmín delicado en mis labios y entonces tú entras inesperadamente.
- No te esperaba esta noche... no pronuncias palabras, como siempre. Se me hace tarde, por favor retírate.
Pero no te vas, sólo me ves.
Detesto tu presencia porque no sé que hacer cuando me observas de esa manera.
- Ayúdame entonces.. pásame el corset.
Te acercas tan estrépitadamente y me colocas mi armadura. Me abrazas. Me besas y oprimes entre los lazos de este fierro femenino, mi esqueleto. Jalón tras jalón me das la figura que todos esperan y entonces... te apoderas de mi. Inspeccionas esta nueva silueta falsa... y succionas mi esencia a través de aquel beso tan disipado de tu aliento. Tu mano recorre el bordado del corset negro. Tus uñas rasgan mi delicada piel. Mi cabello juega entre tus hombros y mientras más me besas más caliente la habitación se va sofocando. Me sostienes, me deslizas entre las sábanas. Tan inesperado es todo esto. Sin razón, sin forma de pensar las cosas, sólo es estallar. Despedazas mi vestuario. Quebrantas cada ojal de ocultamiento.
Sin farsas, desequilibras el esqueleto que me ayudaste a formar y muestras mi verdadero cuerpo. Tu mano recorre mi boca y yo sin pensarlo trato de fusionarme contigo. El carmín se esparce y se mancha, se distorsiona.
Me tomas, me besas, me acaricias, me desatas, me desnudas en totalidad y me penetras con aquellos movimientos tan suaves que se convierten en una furia devastadora.
El llanto es inevitable y los ríos que se esparcen entre mi mirada, va limpiando este maquillaje tan falso y desesperante que había creado antes de tenerte.
Y desnuda, unidos en un momento tan complaciente... te vas.
Me dejas sola y rota sin nada con que protegerme... y sin nada con que ocultarme.